El uso del chupete o el hábito de chuparse el dedo son comportamientos comunes durante la infancia. Muchos padres los ven como algo natural que desaparecerá con el tiempo, pero lo cierto es que estos hábitos orales pueden tener un impacto en el desarrollo de los dientes y la mandíbula del niño si se prolongan más allá de cierta edad.
En este artículo te explicamos cómo afectan al desarrollo dental, cuál es el momento adecuado para intervenir y qué alternativas existen para evitar complicaciones en el futuro.
¿Por qué los niños usan chupete o se chupan el dedo?
Ambos comportamientos responden a una necesidad natural del bebé: la succión. Esta acción les proporciona seguridad, tranquilidad e incluso alivio frente al dolor (como el que sienten durante la dentición). Es completamente normal en los primeros meses de vida, pero si se mantiene más allá de los 2-3 años, puede empezar a afectar la salud bucal del niño.
Efectos del chupete en el desarrollo dental
Aunque los chupetes pueden ser menos perjudiciales que el dedo, ya que es más fácil controlar su uso, su utilización prolongada también tiene consecuencias:
- Mordida abierta: Los dientes superiores no contactan con los inferiores, lo que dificulta funciones como morder o hablar.
- Mordida cruzada posterior: Afecta al desarrollo de la mandíbula y la posición de los molares.
- Deformación del paladar: El uso prolongado puede generar un paladar estrecho y alto.
- Retraso en el habla: Al modificar la posición de la lengua y los dientes, puede interferir en la pronunciación de ciertos sonidos.
Efectos del hábito de chuparse el dedo
El dedo, al ser más difícil de controlar y estar disponible en cualquier momento, suele tener un impacto aún mayor si se mantiene a lo largo del tiempo:
- Maloclusiones dentales más severas: Como mordida abierta o mordida cruzada anterior.
- Cambios en la forma del maxilar superior: Puede provocar un crecimiento anómalo de la arcada dental.
- Alteración de la posición de los dientes: Los incisivos superiores pueden inclinarse hacia delante.
- Problemas de lenguaje y deglución: Al modificar la postura de la lengua, puede afectar tanto la pronunciación como el acto de tragar.
¿Cuándo debería preocuparme?
El momento clave suele ser entre los 2 y los 3 años. Hasta esa edad, estos hábitos suelen considerarse normales y no suelen causar efectos permanentes. Sin embargo, si se mantienen más allá de los 3 años, es importante empezar a actuar.
A partir de los 4 o 5 años, las alteraciones pueden volverse más serias y requerir tratamientos ortodóncicos en el futuro.
Consejos para eliminar el hábito
- Evita castigos o reacciones negativas: Es mejor reforzar los logros positivos y buscar métodos suaves para dejar el hábito.
- Usa refuerzos positivos: Premia los días sin succión con pegatinas, cuentos o actividades especiales.
- Limita el uso del chupete gradualmente: Solo durante momentos concretos como la hora de dormir.
- Consulta con el odontopediatra: En algunos casos, se pueden recomendar férulas o dispositivos para ayudar al niño a abandonar el hábito.
Chupar el dedo o usar el chupete son hábitos comunes y naturales durante los primeros años de vida, pero si se prolongan demasiado, pueden alterar el correcto desarrollo dental del niño. Por eso es importante observar, actuar a tiempo y acudir al odontopediatra para una valoración si el hábito persiste más allá de los 3 años. En Clínica Dental Mónblanc, acompañamos a las familias en todas las etapas del desarrollo dental infantil.
¿Tienes dudas? Contacta con nosotros o pide cita ya.