Bulos y falsas creencias en las clínicas dentales, parte II

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Segunda entrega de los mitos extendidos en la rama de la odontología. Seguro que has oído por ahí que cuanto más fuerte te cepilles los dientes, más limpia estará la boca, ¿a qué sí? 

¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas? Porque aquí va la segunda entrega sobre los mitos y bulos que se propagan en las clínicas dentales y sus inmediaciones. Desde MónBlanc, seguimos abogando por la fiabilidad, hallada en el hecho de contrastar cualquier fuente que emane de cualquier sector que no sea el de la odontología, donde residen los verdaderos entendidos de la materia, quienes te podrán orientar, guiar y asesorar con unos mínimos profesionales. Las soluciones están en las clínicas y en sus manos, no se encuentran fácilmente en la red.

Por lo general, nos inquieta qué ocurre en nuestra boca y la opción más fácil es echarse a la red para encontrar un diagnóstico y así tranquilizar nuestra preocupación. Pero, ¿hasta qué punto es fiable lo reseñado en Internet? Pues hasta cierto punto, ya que la información encontrada se ha masificado hasta rozar la toxicidad. El volumen de contenido informativo es tan elevado que cuesta distinguir entre qué es verdad y qué es mentira. Se antoja complicado recoger información totalmente certera; en la red, está sesgada.

Por ese motivo, analiza la información, léela bien y contrástala siempre con los especialistas de esta rama médica, los dentistas.

Falsos mitos acerca de la odontología y sus profesionales, parte II. Activamos el detector de mentiras…

Se han de extraer todas las muelas del juicio

En total, hay cuatro muelas del juicio. Se ha extendido el rumor de que hay que extraerlas todas, siempre a toda costa. Ha de ser el dentista quien valore si es una acción necesaria, analizando si las muelas del juicio están estorbando el buen funcionamiento de la boca: entrando en conflicto con alguna pieza dental, afectando al orden de la estructura bucodental o convirtiéndose en un pozo de infecciones.

Previamente, ha de haber un análisis profesional por parte del dentista. No se extraen por el mero hecho de extraerlas sin más.

Cuanto más fuerte te cepilles, mejor

Falso, completamente falso. De hecho, un cepillado furtivo puede acabar afectando a las encías, irritándolas hasta que sangren o se retraigan, dejando a la vista la raíz del diente. Asimismo, jugar con ese límite podría debilitar el esmalte dental, dejándolo en jaque.

Por muy fuerte que te cepilles los dientes, estos no van a ser más blancos ni van a estar más limpios. Realiza movimientos suaves a la hora de aplicar el citado cepillado y pasa con delicadeza por todas las superficies bucales, incluyendo la lengua.

Pregunta a tu dentista por cómo realizar el cepillado y cuál es el cepillo que mejor se adapta a tus características bucales.

Con un enjuague ya vale

A tenor de lo descrito anteriormente, un dicho popular asegura que, justo después de comer, con el enjuague ya es suficiente. La boca y tus dientes necesitan mucho más. Es fundamental eliminar los restos de alimentos que se acumulan en la boca y esa erradicación es más viable con un buen cepillado, no solo con el enjuague, que es solo una alternativa en el caso de no poder cepillarse la boca.

Si el aliento me huele mal es porque padezco halitosis

No te montes falsos diagnósticos. Las películas, al cine. Si es cierto que, si no se produce un cepillado regular, las bacterias están invitadas a la fiesta. Estas pueden ser un foco de malos olores bucales. Pero, del hedor bucal no siempre le corresponde a un pésimo cepillado, ya que la halitosis puede desarrollarse a partir de problemas gastrointestinales.

Ahora bien, los hábitos bucales se han de preservar: es aconsejable cepillarse los dientes tres veces días, al menos, después de cada comida.

Aspirina para paliar el dolor de muelas

Vamos a ir terminando con los ‘remedios de la abuela’. El agua del Carmen para templar los males de los más pequeños y lo colocar una aspirina en contacto del diente afectado para paliar el dolor de muelas han de ir abdicando tras toda una vida con nosotros.

Y sí, la aspirina no es una buena consejera para la muela, pues afecta y daña las encías. Por lo tanto, esa medicación calma el dolor, aunque no lo suprime. Asimismo, el ácido de la aspirina también ataca el esmalte de los dientes.

Si el dolor de muelas es un martilleo constante, acude al dentista, quien te dará las pautas necesarias para poner fin a dicha dolencia.

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