Predica con los ejemplos que brindan los verdaderos especialistas en la materia. Contrasta cualquier información con tu dentista y no bebas de cualquier ‘fuente’.
Del dicho al hecho… Los mentideros están a rebosar de falsas creencias con respecto a lo sucedido en las clínicas dentales, y en la rama de la odontología, a veces, no se acontecen las ocurrencias que nos cuentan por ahí. ¿Qué hay de verdad y cuáles son las mentidas en este sector? Descúbrelas. En este artículo, desmontaremos falsos mitos.
Dice la psiquiatra Marian Rojas Estapé que “el 90% de las cosas que nos preocupan nunca suceden”. Esas remotas impresiones se pueden extrapolar fácilmente al campo de la odontología, porque de lo que se oye a lo que realmente sucede hay un mundo, en determinadas ocasiones. No te creas todo lo que se cuenta por ahí: contrástalo todo siempre con el especialista en la materia, en este caso, tu dentista.
En alguna ocasión, los pacientes, ya con ideas preestablecidas en su cabeza, acuden a la clínica con la boca desprotegida, creyendo que, desde siempre, están cuidando bien su estructura bucodental. Están llevando a cabo malos hábitos.
La Clínica MónBlanc es muy clara al respecto: hay que concienciarse plenamente de que mantener unos buenos hábitos de salud e higiene bucodental siempre es la mejor de las opciones. A partir de esa conclusión, analicemos qué bulos corren como la pólvora en el sector:
“No es necesario tratar los dientes de leche. Total, se van a caer…”
Error, craso error. Los dientes de leche o diente temporales preceden a los definitivos y se encuentran en íntimo contacto con estos, por lo que se han de tratar debidamente, ya que pueden causar problemas serios en el desarrollo de la estructura dental definitiva. En el caso de no atacar la raíz del problema, cuando realmente hay que hacerlo, el sistema se vería seriamente alterado. Todavía estás a tiempo: no lo dejes pasar y dale la importancia que bien merecen los que acabarán siendo esos dientes definitivos. Propicia que crezcan sanos y somételos a las revisiones e higienes oportunas.
Es una buena idea cepillarse los dientes inmediatamente después de comer
No, no es la mejor de las opciones, francamente. Lavarse los dientes inmediatamente después de comer es una acción demasiado abrasiva, principalmente si hemos comido alimentos ácidos. Hay que dejar pasar unos minutos para que la saliva haga sus efectos y regule el pH de la boca.
El agua con limón es efectiva para cuidar tus dientes y sonrisa
Nunca se ha de abusar de nada en esta vida. Regula qué comes y cómo lo comes. En ese mismo sentido, la hidratación es fundamental para que la boca esté en un estado óptimo. Se extiende el rumor de que beber agua con limón es una costumbre oportuna para preservar una buena higiene en el sistema bucodental. Es falso. El limón y otros cítricos, consumidos en demasía, ‘atacan’ los dientes, rebajando los niveles de pH y debilitando el esmalte dental.
Los embarazos perjudican gravemente los dientes
Esta hipótesis no es ni una media verdad. Bien es cierto que las mujeres embarazadas han de extremar sus cuidados bucodentales porque sus hormonas se desequilibran y en la boca y en sus encías pueden desarrollarse más bacterias de lo habitual. Por eso mismo, aumenta el riesgo de que padezcan irregularidades, como bien son los casos de la gingivitis y un mayor número de caries. Pero de ahí a que se les caigan los dientes… Hay que aumentar los cuidados y las revisiones periódicas, acudiendo regularmente al dentista y limitando el hecho de ‘picar’ entre horas; reducir los antojos, vaya.
Tener los dientes blancos es sinónimo de buena salud
Ojo, ¡cuidado! Tener los dientes blancos no siempre es sinónimo de buena salud bucodental. Ahí, bajo ese blanco, pueden esconderse enfermedades, que precisamente se presentan sin color. Son enfermedades en las encías o zonas no visibles de los propios dientes. El blanco puede tapar y disimular el citado problema. Es por eso que el color no siempre es un signo de fiabilidad y hay que acudir sistemáticamente al dentista para analizar y trabajar la boca, al menos, dos veces al año.